Se trata de una tarea de tanta importancia que involucra la aprobación por parte de la alta gerencia para garantizar su éxito. Se requiere, además, de una cuidadosa y detallada programación de las actividades que deben cumplirse.
Una de las primeras responsabilidades de una organización que ha decidido establecer un programa de valoración de trabajos, es determinar quién va a realizar el trabajo, con relación a este aspecto pueden considerarse tres alternativas:
5.1. Los empleados de la organización:
Esta alternativa tiene la ventaja de que los empleados conocen la organización, acogen el plan con entusiasmo y garantizan su aplicación en el personal. Pero por otra parte la implantación puede ser subjetiva y muy lenta.
5.2. Una firma de asesoría en administración: Posee más experiencia y nos puede garantizar un alto grado de imparcialidad. Además, es posible que requiera menos tiempo. Pero a su vez desconoce a la organización.
5.3. El trabajo conjunto de empleados de la organización y de una firma de asesoría en administración: Integra la experiencia y la técnica en el conocimiento de la organización, reduce el tiempo de instalación del programa y garantiza su continuidad.